IGLESIA ANGLICANA DE MÉXICO
Como iglesia nacional, formamos parte de una familia a nivel mundial llamada Comunión Anglicana.
IGLESIA SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA
Somos una IGLESIA SANTA porque el Espíritu Santo mora en ella animándola, guiándola y sosteniéndola.
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Somos una IGLESIA CATÓLICA porque seguimos la tradición en nuestro culto, que hemos heredado desde tiempos de los Apóstoles y porque nuestra Iglesia es Universal e incluyente, que proclama toda la fe a todos los pueblos, hasta el fin de los tiempos. Cristianos de todas las razas, lenguas, culturas, países e ideas son anglicanos.
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Somos una IGLESIA APOSTÓLICA que ha guardado en la ordenación de sus ministros la Sucesión Apostólica desde Jesucristo y ha mantenido la Doctrina y Culto desde la Iglesia Primitiva
El trayecto hasta ahora
ESTRUCTURA
La autoridad máxima de la Iglesia Anglicana de México es el Sínodo General, presidido por el Obispo Primado, y formado por todos los Obispos en servicio activo y por delegados clérigos y laicos que representan a todas las diócesis.
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Existe un Consejo Ejecutivo Nacional integrado por representantes de las cinco diócesis, y cada una de ellas, a su vez, celebra anualmente un Sínodo Diocesano para establecer la política y la acción de la Iglesia en dicha jurisdicción.
¿EN QUÉ CREEMOS?
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Creemos en un Dios Trino, Dios Padre todo poderoso y en su único Hijo Jesucristo nuestro Señor y en el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo y que con ellos recibe la misma adoración y gloria. Y no son tres Dioses sino uno Solo.
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Creemos en el perdón de nuestros pecados y la reconciliación con nuestro Señor, quien espera amorosamente que retornemos a Él.
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Creemos en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
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Creemos que es nuestro deber proclamar con el ejemplo y la palabra las Buenas Nuevas de Dios en Cristo nuestro Señor, y en buscarlo y servirlo en todas las personas, amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos, por lo que nos declaramos en favor de la paz y la justicia entre todos los pueblos y el respeto a la dignidad de todo ser humano.
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Creemos por tanto en la igualdad plena de hombres y mujeres, por lo que no encontramos argumentos que impidan la ordenación de mujeres al sacerdocio. Por ello nuestros clérigos son mujeres u hombres comprometidos con su misión pastoral.
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Creemos que en la continuación del Sacramento de la Eucaristía o Santa Comunión, todos somos invitados si nos acercamos con un corazón sincero y dispuesto. Y la celebramos compartiendo el pan y el vino, es decir, cada persona que pasa a comulgar, come la hostia o pan y bebe el vino, el Cuerpo y la Sangre de Cristo.